La Organización Mundial de la Salud, afirma que los niños son los más vulnerables al ruido, ya que su organismo y su estructura psicológica se encuentran en formación.

Niveles de ruido que no interfieren con la percepción del lenguaje de los adultos puede que afecten en gran medida a los niños; también puede que interfieran en el desarrollo de la oratoria, en la facilidad de palabra y en otros talentos relacionados con el lenguaje
National Academy of Sciences Report.

Todos nosotros sufrimos las consecuencias de la contaminación acústica pero quienes más padecerán las situaciones irreversibles de ellas derivadas son los niños. ¿Por qué? Porque sus cuerpos y su cerebro, sus emociones, su sistema inmunológico, no están maduros aún. De hecho, un niño de nuestra era está sometido a un nivel de contaminación acústica que jamás padecieron sus antecesores, durante miles y miles de años.  Nuestros organismos y nuestros sistemas emocionales no están adaptados para evolucionar a tal velocidad.

Los niños que viven en áreas ruidosas puede que nunca desarrollen la suficiente capacidad de atención necesaria para aprender. Para evitar esta situación nuestra ocupación está en trabajar para que en nuestros comedores existe un nivel de ruido menor y así contribuir al bienestar y salud de los niños. El fracaso escolar depende también, en buena medida, de la contaminación sonora existente en el hogar del alumno y en la propia escuela. Los estudios llevados a cabo certifican que hay más fracaso escolar y peores calificaciones académicas en escuelas cercanas a aeropuertos, autopistas, vías de ferrocarril, etc. Según el citado anteriormente: “La habilidad de lectura también puede ser seriamente dañada. Un estudio basado en calificaciones de lectura de 54 jóvenes entre los grados segundo y quinto indican que el ruido de 4 departamentos alrededor del edificio fue un factor determinantemente perjudicial durante las lecturas. La influencia del ruido en la casa fue mucho más importante que el apoyo educacional de los padres, el número de niños en la familia y los grados educativos de los jóvenes puestos a prueba. Los jóvenes expuestos a ambientes ruidosos por tiempo prolongado mostraron muchos más problemas de lectura. Cuanta más exposición al ruido, más problemas de aprendizaje”.

FETOS Y BEBÉS

Hoy, sabemos que las madres embarazadas que han estado desde comienzos de su embarazo en zonas muy ruidosas… tienen niños que no sufren alteraciones. Ahora bien, los estudios e informes demuestran que, por ejemplo, si una mujer embarazada se traslada a una vivienda ruidosa a partir del quinto mes de gestación…. Esa exposición del feto en un momento concreto, no habiendo estado habituado con anterioridad, puede dar lugar a bebés que no soporten el ruido, muy sensibles a la contaminación sonora, bebés que lloran cuando advierten ruidos molestos, incluso bebés que nacen con un peso inferior a la media. El ruido repercute negativamente sobre el aprendizaje y la salud de los niños.

BROTES DE PÁNICO

Por último, señalemos que, desde el punto de vista psicológico, el ruido es muy desestabilizador en lactantes, niños de corta edad e incluso en niños más mayores. El ruido puede ser fuente de brotes de pánico y otras alteraciones estresantes de cierta gravedad. Un niño que crece en un entorno ruidoso y que, por tanto, se hace muy vulnerable a la contaminación acústica y que siente miedo y fobias por ello, puede seguir acusando estas alteraciones, tal vez de forma indirecta o no, en su edad adulta.
¿Qué podemos hacer para contrarrestar todas estas tendencias de tanta gravedad?

Seamos capaces de crear hogares estables, tranquilos, silenciosos, relajantes, confortables, pacíficos, acogedores.

LA TV 

UNA GRAN FUENTE DE RUIDO CONTINUO

La televisión es un foco de exposición continua al ruido al que no le prestamos la atención debida. El oído del niño puede llegar a habituarse, pero no por ello deja de sufrir las consecuencias de la exposición. Cuando llega la publicidad, el volumen aumenta. Los programas infantiles, los dibujos animados, están llenos de ruidos, gritos, bocinazos… En USA, por ejemplo, algunos niños ven más de cuatro horas diarias de TV. También en nuestro país. Y a un volumen considerable. Es muy desestabilizador. La TV no tiene que estar encendida a todas horas. Determinados programas pueden ser vistos por los niños, pero a un volumen correcto. Ojo con la TV: el enemigo en casa, el ruido en el interior.

 Fuente: Asociación Vida Sana.